GOBIERNOS LOCALES Y DESARROLLO

Los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) cantonales y provinciales juegan un rol fundamental en el desarrollo de sus respectivas jurisdicciones, ya que están más cercanos a las necesidades de la población y son capaces de implementar “políticas públicas” que impactan directamente en la vida diaria de los ciudadanos. En nuestro país, este enfoque se encuentra claramente delineado en el Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD), un marco normativo que establece las competencias y atribuciones de los gobiernos locales. Sin embargo, a pesar de contar con una estructura jurídica bien definida, la efectividad de estos gobiernos en el cumplimiento de sus funciones ha sido últimamente objeto de debate, debido a la desvirtuación de sus prioridades y al uso indebido de los recursos públicos.

El COOTAD establece las competencias exclusivas de los gobiernos provinciales y municipales, con el fin de asegurar que los recursos y las políticas públicas sean gestionadas de manera eficiente y en beneficio de la comunidad. Según el artículo 42, las competencias exclusivas de los GAD Provinciales incluyen la planificación y ejecución del desarrollo provincial, la construcción y mantenimiento de infraestructura vial rural, el manejo de los recursos hídricos, la promoción del desarrollo productivo y la protección del medio ambiente…, entre otras. Estas competencias son fundamentales para el bienestar de las poblaciones campestres, quienes dependen de una infraestructura adecuada y políticas que fomenten el desarrollo económico y social en sus territorios.

Por otro lado, los GAD Municipales, según el artículo 55, tienen competencias exclusivas en áreas como el ordenamiento territorial urbano (fundamental), la gestión del transporte público, la seguridad ciudadana, la recolección de residuos sólidos, la provisión de agua potable, la planificación urbana…, y más. Por lo tanto, son responsables de garantizar que los habitantes urbanos cuenten con servicios básicos eficientes y un entorno adecuado, limpio, ordenado…, para su desarrollo integral.

Uno de los principales problemas que enfrentan los GAD es la tendencia a desviar sus esfuerzos hacia actividades que no corresponden a sus competencias, pero que sí responden a intereses políticos personales o clientelistas. Las festividades locales y las farisaicas asistencias sociales con bienes públicos son ejemplos de cómo se priorizan proyectos mediáticos, banales, anodinos que, aunque pueden tener un valor simbólico, no resuelven los problemas estructurales de las comunidades. Estos esfuerzos, muchas veces, se ven potenciados en los medios de comunicación y en redes sociales, donde se magnifican y se auto ensalzan, pero en realidad no abordan las necesidades más urgentes de la población.

El riesgo de este tipo de acciones es que se desvían los recursos y se tuerce el enfoque institucional, en lugar de cumplir con las responsabilidades y competencias exclusivas que el COOTAD les otorga. En este sentido, es imperativo que los cuerpos colegiados, como los Consejos Provinciales y los Concejos Cantonales, asuman su rol fiscalizador (y legislativo), exigiendo enfilarse con los lineamientos del COOTAD y concentrarse en políticas públicas que beneficien realmente a la colectividad.

Los “informes de labores”, por su parte, no deben ser simples aleluyas justificativas de la gestión, sino “rendiciones de cuentas claras”, basadas en números, estadísticas y hechos concretos, que permitan a la ciudadanía justipreciar de manera objetiva el desempeño de las “autoridades”.

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