EL KILLA RAYMI Y LA TAPTANA CAÑARI

El “Quipero de la Taptana” por nuevos senderos fértiles viene transitando, esparciendo la buena nueva. Ya su mensaje se empieza a escuchar, a replicar y en un solo coro, un gran eco retumba siendo esa viva voz de nuevos tiempos. Su reducto, está en un rinconcito apacible, de un pueblo milenario porque “somos historia rebelde del sur, somos tierra cañari”. Así llega con su pensamiento diáfano, cual viento que las semillas esparcen y multiplican cual la diáspora. Tiene una sola misión o  legado: reflejar en su rictus esa afable sonrisa, por significativos logros ya conseguidos.

Así nos anuncia que junto a la celebración del primer aniversario de la declaratoria  provincial del 21 de septiembre – día de la Taptana Cañari, se apertura un gran evento: el IV Simposio Internacional y como antesala a esto, hay un justo pedido de ser incorporado como ícono de la Identidad del cantón Cañar, por lo que cual  preámbulo se ha instaurado un foro nacional. Se espera que éste, sea luz del mechero o candil de antaño, que encienda la hoguera de aquel posicionamiento, tan anhelado: Cuna de la Cultura Cañari y Capital Arqueológica del Ecuador, vale la pena soñar…

Lo que no es un sueño, continuando esa fecunda línea investigativa de: Jesús Arriaga, Octavio Cordero, Luis Montaluisa, Bolívar Yantalema, entre otros autores; durante una década ha sido tesonera la labor investigativa del matemático Vinicio Vasquez y su equipo de trabajo. Gracias a su acuciosidad tenemos: la condecoración “Asamblea Nacional de la República del Ecuador Vicente Rocafuerte”, al mérito social. Sin duda, es un hecho que nos inspira y ya en breve se viene la declaratoria como Patrimonio Intangible de nuestro país, que de eso no haya duda.

Y si la Taptana recoge elementos de la identidad cañari como los apus sagrados, la  leoquina, la leyenda de la Guacamaya o la misma luna, que dentro de nuestra cosmovisión, es la más importante de las deidades. Pensando en eso, recreamos una pieza musical titulada: Madre Luna, canción para un mundo nuevo, en ese afán de exaltar la figura de la mujer y la fertilidad. El momento es propicio, para agradecer esa deferencia, de aperturar con esta melodía este simposio internacional y que más personas luego de escucharla, la hagan  parte de su repertorio. ¡Yupaychani shunkulla!

Sumado a lo ya señalado, antes de la llegada de los Incas a “territorio Cañari”, la Luna era el “Dios” más importante, en esa representación del cambio y la evolución. Existían altares donde, se realizaban continuamente rituales y el calendario lunar, que servía para llevar un registro del tiempo, sabiendo cuándo era época de siembras y cosechas. Estas son algunas de las razones por las que prefiero seguir usando la denominación de Killa Raymi o fiesta de la luna. Respeto y valoro aquel artículo de Josefina Vásquez Pasmiño: Si quieren ser inkas…que sean felices y de otros investigadores más, sobre la “no celebración de los raymis”… Conversando vamos construyendo nuevo conocimiento y ampliando el pensamiento.

Los pueblos andinos, al ser originarios del Abya Yala, desarrolla estas celebraciones con mucha alegoría; en este contexto, en el mes de septiembre evoca el “Kulla Raymi”, aunque existen otras denominaciones como Kuya, Koya, Quya.  Recordemos que en el incario esta denominación era en honor a la esposa del Inca. También se lo denomina Killa Raymi, (killa = luna) y es en ese ritual,  de alegría cual fiesta ancestral cañari, que invoco e invito a sentirla.

El Kulla Raymi, se celebra en el mundo andino, entre el 21 y 23 de septiembre; además, se vincula con el fin de las cosechas y el inicio de una nueva etapa. En esta época del año, la tierra está fértil y en preparación para recibir las nuevas semillas que se van a sembrar: maíz, fréjoles, habas y otros cereales. Por lo tanto, es la celebración de la fertilidad y las semillas, en donde se rinde tributo a la Mujer.

Siendo consciente que hay tanto que leer y aprender, es mí pretensión que a esta festividad no se la convierta en algo folclórica. Mejor en mi mente recreo: Mujeres con sus trajes típicos y niñas llevando shigras (bolsos) tejidos con hilo de cabuya, acudiendo a algún sitio sagrado para efectuar rituales (bailando al son del tambor, el bombo, la flauta y el pingullo). Con la presencia de los taitas y mamas (chamanes y chamanas) antes de iniciar la siembra. Luego la elección de la reina de esta fiesta (fiel representante de la pureza y fertilidad). Concluyendo con la entrega de ofrendas como wangos (donde obtienen el hilo para la elaboración de las típicas prendas de vestir) o de flores, frutas, verduras y vegetales. Finalmente en comunidad disfrutar de los sabores tradicionales como ocas, mellocos, papas y en una gran pampamesa, todos poder disfrutar.

Desde la Constitución del 2008, se garantiza el Buen Vivir, junto con él, del respeto de las tradiciones y métodos andinos de impartir sanidad. Este modelo inclusivo sanitario permite que los saberes ancestrales en salud contribuyan a construir una sociedad intercultural dentro de un Estado plurinacional como parte de la convivencia e identidad histórica, añorada.

About The Author