«LA JOYA DE LA CORONA»

En este feriado del carnaval, pude percibir la ausencia de verdaderas políticas culturales, en distintas municipalidades del Ecuador ya que únicamente sirvió para “contentar” a la población dándose un festín de los recursos públicos, con el fin de garantizar un caudal de votos que les permitan continuar con su popularidad, con miras a una reelección…  Ahora, cuando el mundo cristiano dio inicio a la cuaresma, en aquel espacio, que debería de ser de profunda revisión de nuestra vida, renovando la fe, con esperanza y liberándonos del resentimiento e indiferencia, actuemos con conciencia.

«La joya de la corona», es una denominación que podría traducirse en “ese algo” sumamente valioso, que se debería de preservarla y acrecentarla en beneficio de una colectividad. ¿Y cuándo eso no acontece? La reciente adjudicación del Campo Sacha a un consorcio chino-canadiense debe generar un intenso debate sobre la soberanía energética del Ecuador y la conveniencia de ceder el control de uno de los activos más valiosos del país a capitales extranjeros. Por aquello, analicemos y reflexionemos:

Como se diría en el argot popular, “entre gallos y medianoche” el Gobierno del “Nuevo Ecuador” adjudicó -de forma directa y sin concurso- a un consorcio extranjero la explotación del campo petrolero Sacha o Bloque 60, ubicado en el cantón Joya de los Sachas, en la provincia amazónica de Orellana.

Ecuador, es un país petrolero desde la década de los setenta. Y es que Sacha, es el campo petrolero más productivo del país. Actualmente aporta al Presupuesto General del Estado con cerca de 2 mil millones y representa el 30% del crudo que van a las refinerías de Esmeraldas y La Libertad. La justificación derivada del Gobierno es un auto boicot o auto desprestigio de que Petroecuador, la empresa estatal quien ha estado explotando el campo, no tiene suficientes recursos para aumentar su producción.

Recordemos que los tres gobiernos anteriores al de Noboa ya intentaron concesionar este importante campo petrolero, pero no lo lograron. Así también en enero 2023 la Corte Constitucional dio de baja la reforma al artículo 2 de la Ley de Hidrocarburos que abría la posibilidad de concesionar Sacha y que, además en la Consulta Popular de abril 2024 no se aprobó el arbitraje internacional, pero a pesar de aquello, incluyen esa cláusula lesiva, a los intereses del erario nacional.

Cuando tan solo resta la firma de este contrato de participación durante 20 años, con lo que este “consorcio fantasma” se llevaría gran parte de la extracción petrolera, estas serían las inversiones que se comprometen realizar:

En tres años, la producción que, a día de hoy, es de alrededor de 75.000 barriles diarios se incrementaría a 100.000. Además, se haría un anticipo al Estado de 1.500 millones y luego, se ejecutaría inversiones por 1.750 millones, por los 20 años que duraría el contrato: monto irónico de 87,5 millones al año en promedio, valor menor al promedio ya invertido por Petroecuador desde 2013 y que solo en el último año fue de 134 millones.

A cambio de esas inversiones, el Estado le entregaría al consorcio el 87,5% de la producción de todo el campo, no solo sobre los barriles que agregue a la producción actual, sino incluso sobre lo que ya produce, con dinero que ya ha realizado el pueblo ecuatoriano.  Y, que tan solo percibiría el 20% “restante de utilidad” si el precio de barril superaría los 120 dólares.

Mediante el Acuerdo Ministerial 040, firmado por la inefable ministra Inés Manzano, el 26 de noviembre del 2024, (que entre sus considerandos existen informes técnicos con fecha 27 de noviembre, motivo suficiente para que sea nulo por falsedad ideológica y sus actos derivados de este, no tendrían efecto) se dispone la reversión de la que ella calificó de “joya oxidada” de manos de Petroecuador al Ministerio de Energía, para que sea otorgado a ese consorcio dudoso.

Si Petroecuador ya ha invertido millones de recursos públicos y las reservas potenciales son de 15 mil millones de dólares, con 20 años de concesión se haría un atraco de 8 mil millones. Es una responsabilidad histórica, que todos tenemos: Es un grito clamoroso que los órganos de control como la Procuraduría General del Estado, la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional y hasta la misma Fiscalía General, actúen con sentido de patriotismo.

Apena que hayan sido escasas las muestras de reclamo, tan solo de la CONAIE, del Movimiento Político Revolución Ciudadana, dirigentes y sindicalistas petroleros y unos pocos medios de comunicación y periodistas con convicción. Frente al silencio de muchos actores como gremios de profesionales, partidos políticos tradicionales hasta inclusive de los Municipios de la Amazonía Norte, esperamos que, al resto, en algo la conciencia, les golpee…

¡Pueblo ecuatoriano reacciona o acaso no te duele!

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