A VÍSPERAS DEL INICIO ESCOLAR

Estando a vísperas del inicio escolar 2024-2025, pregunto: ¿Ya se despertó la ilusión de miles de niños y adolescentes para retornar con acuciosidad a las aulas? Para los más pequeñitos, los que se estrenan en educación inicial o primero de educación básica, seguramente que sí… Lo único cierto, parecería ser ese “malestar cual dolor de cabeza” que afrontan los padres de familia ya que a más del consabido tiempo, deben invertir ingentes recursos económicos en la compra de uniformes y útiles escolares, por decir lo menos.

En lo que sí debería haber consenso, sería en aquella oportunidad de empezar una nueva oportunidad entre el estudiantado, personal docente, administrativo y padres de familia en un trabajo armónico, de forma conjunta que propicie una educación que promueva el desarrollo integral de su población escolar. Por qué no hay criticidad en un amplísimo conglomerado del profesorado a sabiendas que el Ministerio de Educación escasamente aporta en este fin.

El proceso escolar arrancará en cuatro fases: La primera semana, un proceso de adaptación. La segunda de diagnóstico. En la tercera, cuarta y quinta, de nivelación pedagógica. Cumplida con esas tres fases, comenzará la cuarta, compuesta por la aplicación del currículo. Otra novedad que surge bajo la figura de inserciones, tendientes presuntamente en “atacar” problemas curriculares de fondo es la  implementación de cinco nuevas asignaturas, que a excepción de Cívica se abordarían de manera transversal.

Cívica, Ética e Integridad contemplarían valores como el respeto, disciplina y perseverancia. Siendo el plagio o la copia con su sinónimo la honradez, uno de sus puntos altos a desarrollar. En nuestra provincia es imperecedero volver a editar el Tratado de Educación Cívica del insigne cañarense Andrés F. Córdova, para que sea un aliado en el pensum escolar. No pierdo la fe que  este libro, repose en la Biblioteca  matriz de la Cultura del Ecuador ya que en Cañar y Azuay no existe.

En Educación Socioemocional propiciará el desarrollo de habilidades para que los estudiantes comprendan y gestionen sus emociones, estableciendo y manteniendo relaciones positivas. Mientras que en Educación Financiera los insumos propicios en la toma de decisiones efectivas hacia nuevos modelos productivos. En Seguridad Vial el conocimiento de leyes y señalización del tránsito tendientes a desarrollar un comportamiento seguro como peatones, ciclistas y futuros conductores. Finalmente en Educación para el Desarrollo Sostenible apunta a fomentar una mayor conciencia y responsabilidad sostenible que ayude a comprender su entorno natural, cultural, historia, tradiciones, así como problemáticas locales y globales.

Hasta aquí, en teoría se diría que está muy bonito, al parecer se inspiraron en países de primer mundo como el otrora exitoso modelo finlandés o el innovador currículo japonés, con sus diez claves en educación en donde el maestro es muy respetado e inclusive después de su vida laboral el Estado salvaguarda sus intereses y la población le retribuye gran consideración.

Aunque pueda resultar cierto esa intencionalidad de subsanar ciertas “deficiencias curriculares” detrás de todo esto existiría un detonante mayúsculo que motivan estas “innovaciones o modificaciones”: 1) Los resultados poco favorables luego de la evaluación en los distintos subniveles educativos y que requieren refuerzo o intervención inmediata; 2) el elevado número estudiantil con pérdida escolar.

Siempre se dice que no hay mejor inversión que se hace en educación, pero si la educación no es buena, entonces la inversión obviamente es mala y acá en Ecuador, los últimos años ni en infraestructura se invierte. Tibiamente se intentan poner parches o remedios en ese intento de decir que algo están haciendo.

¿Dónde están los eruditos de esta panacea educativa actual? Ellos que con sus vistosos webinar y más documentos tales como el currículo priorizado en estándares de aprendizaje, los lineamientos para el nuevo año e infinidad más aparentan dar cátedra en las zonales y distritos para que en una capacitación improvisada “esparcir” resúmenes en presentaciones power point a los encargados del Área Pedagógica de los distintos establecimientos. Finalmente estos últimos,  de forma muy diligente, sin mediar un discernimiento crítico, socializan al personal docente a que procedan en su realización.

Esta carga burocrática de solo llenar documentos, hace que deje de ser atractiva la docencia, cumpliéndola por responsabilidad y no por vocación. Lo ideal, “aterrizar” con propuestas educativas acorde a la realidad de cada sector, que sean fácilmente llevaderas al aula escolar. Parece que la lección no fue aprendida de aquel panal llamado Colmena, que luego de largas jornadas de trabajo, las fastuosas herramientas de participación comunitaria tan inservibles, resultaron. Y como las abejitas son obreras incansables, no dude que ya vendrá una Colmena 2.0 o 2.3   

Al respecto en este tema, queda “mucha tela por cortar”. Espero muy pronto abordarlas. Consciente que el propósito educativo no puede ser sólo el desarrollo de las habilidades cognitivas sino las socioemocionales también, concluyo con dos preguntas: Al personal del DECE: ¿La sobreprotección no es una forma de maltrato? Y, a las autoridades: ¿Es correcto bajar los niveles de exigencia para subir el nivel de las calificaciones?

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