Las fechas cívicas del 3 y 4 de noviembre en Azogues y la provincia del Cañar deberían ser motivo de reflexión, no solo de celebración. La provincialización del Cañar el 3 de noviembre de 1880 y la independencia de Azogues el 4 de noviembre de 1820 marcan hitos en la historia de una región que, si bien celebra sus logros históricos, aún enfrenta desafíos que demandan compromiso ciudadano y visión a futuro.
Estas conmemoraciones, sin embargo, a menudo se ven reducidas a una serie de festejos y asuetos que, paradójicamente, alientan la inactividad en una provincia que necesita cada día de más esfuerzo colectivo para avanzar. Azogues, como capital del Cañar, merece mucho más que fiestas nocturnas populares y espectáculos vacuos de entretenimiento que anarquizan el funcionamiento de la ciudad. Merece un tributo a su independencia a través de actividades que incentiven la educación cívica, la responsabilidad y el sentido de pertenencia.
Es común escuchar que el 4 de noviembre se «celebra» en Azogues, pero ¿qué tal si en lugar de hablar de «fiestas» cambiamos la narrativa hacia una «conmemoración cívica-libertaria»? Las conmemoraciones no son meros festejos; son recordatorios de los valores y sacrificios que marcaron el inicio de una historia de autonomía y esfuerzo. Transformar las actividades de esta fecha para que resalten el valor de la independencia y la provincialización implicaría organizar eventos de índole cultural y patriótica, orientados a la construcción de una identidad colectiva que inspire a los habitantes a trabajar por un futuro mejor.
Durante los actos solemnes, las autoridades suelen clamar por la “desatención” del Gobierno Central, discurso repetido que no hace más que resaltar la “dependencia” en lugar de motivar la “acción local” …, a la GESTIÓN. En lugar de lamentos, deberíamos enfocar nuestros esfuerzos en fortalecer la infraestructura, la sostenibilidad, el desarrollo urbano y los espacios públicos, que son aspectos fundamentales para el progreso de la ciudad. Sin embargo, estos temas suelen quedar relegados mientras que, contradictoriamente, se invita a la población a asistir a eventos de carácter lúdico que poco aportan al desarrollo cívico y social de la provincia.
Lo que se requiere en Azogues es un cambio de paradigma. La historia de las grandes urbes no se escribe con espectáculos y fiestas -obvio-; se construye con el trabajo arduo y constante de sus habitantes. La conmemoración del 4 de noviembre debería ser una ocasión para evaluar los compromisos de desarrollo que tenemos para con nuestra ciudad y nuestra provincia. Recordar el sacrificio de quienes lucharon por la independencia debe llevarnos a tomar acciones concretas que impulsen el progreso, superando el estancamiento que promueven las actividades puramente festivas y redundantes.
Así, mientras recordamos el 4 de noviembre de 1820 como el día de independencia de Azogues, debemos también recordar el 3 de noviembre de 1880, cuando se estableció la provincialización. Ambas fechas son recordatorios no solo de logros pasados, sino de un llamado urgente al compromiso ciudadano, a la innovación y al trabajo colectivo. Más allá de los festejos, el verdadero homenaje será construir una ciudad y una provincia que honren su historia con acciones encaminadas al bienestar y al progreso de las futuras generaciones.
Artículos Relacionados
LA LEY DE COMUNICACIÓN
LA DOLARIZACION. Un tema politizado.
LA FALTA DE CULTURA POLÍTICA