Cada mes que termina, en lo personal deja un “aire de nostalgia y alegría”. Nostalgia en esa esperanza incierta pero posible, de querer saber cómo nos volveremos a encontrar en una fecha similar. Alegría, por esa naciente oportunidad de un nuevo mes, que se abre ante nuestros ojos, como manantial apacible, lleno de vida para valorarlo, compartirlo y disfrutarlo.
Es así que Octubre ya llegó y, en el día primero evocando al día del pasillo ecuatoriano junto al día internacional de las personas de edad (o tercera edad como es usual decir) escuchaba la magistral interpretación de Julio Jaramillo, con la canción “El Retrato de mamá”. Sentir musical que expresa, un reclamo por “alguien ingrato” ya que es ahí, donde los hijos, en esas instancias de avanzada edad de nuestros progenitores, deberíamos de volver por instantes la mirada, intentando devolver aquella generosa oportunidad, que se nos dio al nacer.
El Pasillo es un símbolo de identidad ecuatoriano, poesía en el más alto sentido, falsamente se lo ha distorsionado como música de despecho y de bohemia. Cuando varios colectivos han organizado eventos para enaltecer a este género musical, es una acción que no debe resumirse tan solo al 1 de octubre, habida cuenta que día tras día los ritmos musicales del Ecuador, tales como: danzante, tonada, yumbo, sanjuán, bomba, albazo, carnaval, capishca, pasacalle van siendo marginados por las nuevas generaciones, al existir desconocimiento del valor histórico y musical que tiene el mismo.
Invito a que en el lugar donde estemos, nos demos esa oportunidad para encontrarnos, haciendo una sentida y sola causa común con la esperanza de devolver el sitial a nuestra música nacional. Y en ese anhelo, mantengo una promesa que no he olvidado: hay una letra de una canción que espera ser interpretada y quien mejor para hacerlo, el Dúo “Alma Cañari” con los señores Alfonso Vásquez Andrade y Francisco Quezada Coello. No pierdo la fe que me dispensen con ese alto honor. Luego con el producto musical ya materializado será Rosita Mejía, profesional de la comunicación, quién hará el estreno convirtiéndose en embajadora y madrina para su difusión.
En días anteriores, cuando fui invitado a participar en tan importante Simposio Internacional por instantes me quedé pensado, lo que implica una oportunidad, ahí empecé a escribir un texto inconcluso que daba inicio así: Aprovecha cada oportunidad/ con humildad y sin vanidad/ Poniendo todo tu empeño/ convirtiéndolo en algo tan bello…
Los romanos adoraban a una diosa llamada Ocasión, a la que representaban como una mujer con una hermosa cabellera, pero totalmente calva por detrás. De ahí proviene la expresión “la ocasión la pintan calva”, dando a entender que o la ocasión se aprovecha de frente, agarrando la cabellera de la parte delantera, o se acaba perdiendo porque por atrás no hay forma de sujetarla. Con ese alegoría que he citado, surge una interrogante: ¿Cuándo “esa oportunidad” sinónimo de “cambio o mejora sustancial” se convierte en un burdo oportunismo, que hipoteca principios éticos y morales?
En esta vida, escrita con letras médicas, en que no hay que tratar de entenderla, simplemente vivirla pero con dignidad. Y para poder entenderla, hay que mirarla a través de un prisma crítico ya que no es lo que nos ponemos, sino la sentida esencia que lucimos y aún más, en tiempos de oscuridad que vivimos.
Hay quienes afirman que el sustantivo oportunismo al encerrar un carácter peyorativo, tal como indica el diccionario académico, no se lo debe emplear. Entonces vuelvo a preguntar: ¿Cómo señalaríamos esa nociva capacidad de mal emplear una oportunidad? Si vivimos tiempos en que los “oportunistas o arribistas” y demás personajes que se aprovechan de las situaciones única y exclusivamente en beneficio propio, son incontables.
Este término se usa principalmente en el ámbito político y significa: actitud consistente en aprovechar al máximo las circunstancias, obteniendo el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones. En los actuales momentos ha escalado a otros ámbitos como las distintas entidades públicas, frente a aquello, no será nada extraño, presenciar a más de un “servil y adulador” obteniendo “privilegios laborales” de su jefe que gozoso se pavonea “de las mieles del poder” con una prensa callada y canalla.
Jamás perderé la confianza en que la humanidad enrumbe su camino, mientras tanto, me mantengo firme en mis convicciones, desde la otra orilla veo el decurrir de sus aguas, sin que me salpique. Bien por todos aquellos que con esmero y profesionalismo, le han agregado un “sentido a esa oportunidad”. Siendo bonito oír: «Triunfó gracias a su sentido de la oportunidad».
El matemático británico George Ward dejó escrito que las oportunidades son como los amaneceres, si se espera demasiado se pierden. Ojala que no haya más talentos perdidos cual oportunidad negada. Si nos quejamos que la corrupción y el descaro siguen campeando en nosotros está no seguir eligiendo, escogiendo, tolerando, solapando, aplaudiendo y justificando la falta de moral y de ética, con la carencia de principios y escrúpulos, al otorgar una oportunidad, a un avivato oportunista.
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