SIN DERECHO A EQUIVOCARSE

Este 9 de febrero de 2025 se realizará en Ecuador las elecciones presidenciales y legislativas y, presumiblemente será necesario, el 13 de abril el balotaje. En este año tres meses del nuevo Gobierno Constitucional, ¿Qué ha pasado? Los privilegios de la casta política se perpetuaron y la progresiva desinstitucionalización del Estado se agravó. Las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de la población, están venidas a menos. Con 16 candidatos, en la lid electoral será que seguimos decantados por perpetuar el nefasto neoliberalismo o damos un giro de timón, hacia una izquierda progresista.

La ciudadanía no reflexiona, simplemente replica sin mediar el mínimo análisis, volviéndose una especie de paranoia. Los odios no conducen a nada productivo, simplemente al ponerse de lado del gobernante de turno, echan la culpa al ex mandatario del pasado. Daría la impresión que vivimos en el habitáculo de “Alicia en el país de las maravillas.” Es pertinente rememorar ciertos detalles, para razonar, comprendiendo lo que nos negamos a entender.

Con el triunfo electoral de Lenín Moreno en el 2017 parecía que se daría continuidad a las transformaciones ya logradas. La “derecha neoliberal” del cogote le cogió, a lo mejor tuvo rabo de paja. Dio un giro total, provocando la restauración de los poderes tradicionales. No contento, se enfrascó en una inédita persecución al otrora movimiento aliado, con quien llegó a Carondelet. Se vino la trillada reforma institucional, con el referéndum de febrero 2018, del inefable siete veces sí.

Ese lacayo Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, encabezado por el “viejito de Trujillo” hizo horrores, con las nuevas autoridades hasta jueces nombrados por ellos. De esos funcionarios, algunos siguen prorrogados y quieren seguir ahí, como peces remora: protegidos, disfrutando de “jugosos alimentos”. El lawfarey elanticorreísmo se agravaron, hasta noticia mundial fuimos, ante la sentencia emitida por influjo psíquico.

Llegó el fugaz pero pervertido gobierno de Guillermo Lasso en el 2021, consolidando definitivamente, un bloque de poder económico y político. El caso Encuentro solo fue la punta del iceberg de una maraña de corrupción y estando en el filo de la cornisa, aplicó la “muerte cruzada”, convocó a elecciones y luego de unos meses sin legisladores, culminó su infausto mandato.

Con estos antecedentes del desastre, desde los sucesos del 2017 simplemente sirvieron para reconstruir la economía empresarial-neoliberal y un tipo de poder oligárquico. Si el estallido de la delincuencia y el crimen organizado, se inició tras la pandemia de 2020, ¿por qué han sido insuficientes las políticas de seguridad del Estado? Teniendo una inobjetable verdad, que en la actualidad se ha reforzado el clima de miedo e inseguridad ciudadana.

Con la misma usanza perversa, acusándoles de la muerte del candidato Villavicencio, quien menos se pensó, al sillón de Carondelet, para ser un pasante llegó. Y con la excusa perfecta, celebramos el año de decreto de “conflicto armado interno” con el mes más violento: 731 muertes. ¿De que sirvió otorgarles a la policía y a las fuerzas armadas, un rol represivo y de control para supuestamente hacer frente a las organizaciones criminales y al terrorismo? Si ese fue el pretexto para el alza del IVA, el “Plan Fénix” solo una mofa fue, ya que nunca existió. A más de que nunca estuvimos en “guerra”, para que se haya configurado un “conflicto armado interno. A no olvidar, los cuatro niños de las Malvinas, entre otras denuncias de organismos de derechos humanos.

Por decir lo menos, afrontamos una nueva forma de terror, donde hemos normalizado la violencia y por eso, ya no nos asombra nada, hasta la empatía hemos perdido; peor esa capacidad de reacción. Una sociedad, cómplice silente que soportó hasta 14 horas sin electricidad, el trabajo derrumbado, la economía venida a menos, la vida en constante peligro que ha derivado en una emigración constante y un persistente sentimiento por abandonar un país, en el cual la democracia ha sido bombardeada.

Mientras del otro lado, peleándose por un cartón con todas las vestimentas, con el tiktok y el morbo de bailes estridentes en la tarima; con la decencia y la ética por los suelos. Con todas las reglas a su favor, violentando el  Código de la Democracia, la Constitución y sus Leyes. En una cancha inclinada, sin árbitros que prefieren mirar hacia otro lado: sin Consejo Nacional Electoral, Tribunal, Contencioso Electoral, hasta una Corte Constitucional, que ajusta sus dictámenes a conveniencia del candidato presidente.

Cuando hay tanto que decir, solo vale resumir: funcionarios del Estado haciendo proselitismo, con medios hegemónicos, redes, troles y noticias falsas, hasta la amenaza latente de un fraude electoral. De verdad es un panorama preocupante e inquietante ya que “ellos” fácilmente no querrán dejar las prebendas conseguidas a expensas de  lágrimas, dolor y sufrimiento de los marginados y olvidados.

La decisión está en usted, actué con sentido común, si tanta es su aberración que frustrada le dejó la razón, tiene otros 14 candidatos a elegir, no siga cayendo en el juego de la derecha maquiavélica perversa. Y a las mujeres, rebélense y no toleren el discrimen: Que pueden esperar de quien a su vicepresidenta no avaló, pero al “agente de la muerte” González, honores de jefe de Estado le brindó.

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