ENERGÍA HIDROELÉCTRICA Y DEPENDENCIA

La energía hidroeléctrica es una de las fuentes de electricidad más utilizadas en el mundo, debido a su naturaleza renovable, capacidad de almacenamiento y bajo costo de operación a largo plazo. Esta fuente de energía juega un papel fundamental en el suministro de electricidad para el sector industrial, que requiere un flujo constante y fiable de energía. No obstante, la DEPENDENCIA de los recursos hídricos y las condiciones climáticas presenta serios desafíos, especialmente para países subdesarrollados como el nuestro, donde la variabilidad climática puede generar crisis energéticas con repercusiones económicas y sociales significativas.

A lo largo del siglo XX, las presas hidroeléctricas se convirtieron en infraestructuras clave para el desarrollo económico, permitiendo a los países generar energía limpia y renovable para alimentar sus industrias. Hoy en día, represas como la Presa de las Tres Gargantas en China o la Represa de Itaipú entre Brasil y Paraguay, destacan por su colosal capacidad de generación eléctrica.

En nuestro país, donde la matriz energética depende en gran medida de la generación hidroeléctrica, la vulnerabilidad ante las fluctuaciones climáticas es considerable. La falta de lluvias y las sequías prolongadas reducen drásticamente el caudal de los ríos, disminuyendo la capacidad de generación eléctrica de las presas. Esta situación afecta de manera directa al SECTOR INDUSTRIAL, el cual depende de un suministro eléctrico continuo para mantener su producción y competitividad en el mercado global.

Cuando los niveles de agua en las represas disminuyen, el país se ve obligado a recurrir a la importación de energía de países vecinos o a utilizar plantas termoeléctricas, que son más costosas y dependientes de combustibles fósiles. Este escenario genera pérdidas económicas significativas, pues la importación de energía incrementa los costos operativos del Estado y reduce los fondos disponibles para la inversión en sectores vitales como educación, vialidad, salud, vivienda y seguridad.

Además, la inestabilidad energética provoca una cadena de efectos negativos en la sociedad. La paralización o ralentización de la PRODUCCIÓN INDUSTRIAL reduce la competitividad del país, afecta los empleos y disminuye los ingresos fiscales, limitando las posibilidades de desarrollo económico. Ecuador, con una alta dependencia de la energía hidroeléctrica, está enfrentando graves problemas debido a la sequía y la falta de inversión en diversificación energética. Las recientes crisis energéticas, agravadas por fenómenos climáticos, han dejado al país vulnerable, obligándolo a depender de la compra de energía de países vecinos como Colombia y Perú. Esto no solo encarece el costo de la energía, sino que también pone en riesgo el desarrollo de proyectos industriales estratégicos y afecta la calidad de vida de la población.

La falta de recursos para invertir en sectores como educación y salud, como resultado de los altos costos energéticos, ha empeorado las ya existentes desigualdades sociales en el país. A su vez, la insuficiencia en la infraestructura vial y de vivienda refleja la incapacidad del Estado para gestionar eficientemente los recursos disponibles.

Es esencial que la población también participe en la conservación de los recursos naturales, promoviendo prácticas de uso eficiente del agua y la energía. Solo con una acción conjunta entre el ESTADO y la SOCIEDAD CIVIL se podrá garantizar un suministro energético seguro y sostenible, que permita avanzar hacia un desarrollo económico equilibrado y justo.(o)

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