La Vida Tiene Varias Caras: Historias de Resiliencia en Azogues

En las calles de Azogues, se pueden observar realidades contrastantes. Mientras muchas personas disfrutan de la estabilidad que brinda un trabajo formal, otros se ven obligados a buscar su propio sustento a través del comercio ambulante. Este es el caso de muchas mujeres valientes que, con el pequeño de la mano, enfrentan cada día la dura tarea de vender productos para asegurar el pan de sus familias.

Una de ellas es María, una madre soltera que recorre las calles con su hijo de tres años. Con una sonrisa en el rostro, ofrece frutas frescas y artesanías, mostrando una resiliencia admirable. «Cada día es un desafío, pero tengo que ser fuerte por mi hijo», comparte María mientras ajusta la carga sobre su hombro. Su historia es un recordatorio de la valentía y la determinación de aquellas mujeres que, a pesar de las adversidades, luchan por un futuro mejor.

Sin embargo, esta valentía no está exenta de obstáculos. Las leyes y regulaciones, en ocasiones, se convierten en una barrera adicional para quienes eligen el comercio ambulante como medio de subsistencia. «Cuando las autoridades llegan, a veces sentimos que somos criminalizadas por buscar una forma de vivir», comenta María. «Los justos pagamos por los pecadores», añade, refiriéndose a la falta de regulación adecuada y el estigma que enfrentan las vendedoras ambulantes.

El sistema actual a menudo favorece a aquellos que ya tienen acceso a recursos y oportunidades, dejando a los más vulnerables en una lucha constante. Sin embargo, estas mujeres no solo buscan sobrevivir; también son parte fundamental de la economía local, aportando color y vida a las calles de Azogues.

El caso de María y otros comerciantes ambulantes pone de relieve la necesidad de políticas inclusivas que reconozcan y valoren el trabajo de quienes, desde la informalidad, contribuyen al sustento de sus familias y a la comunidad en general. En un mundo donde la vida tiene varias caras, es esencial crear espacios de diálogo y comprensión, que permitan a todos encontrar su lugar y ser escuchados.

La vida en las calles de Azogues es un reflejo de la lucha diaria de muchas mujeres y hombres, quienes, a pesar de las adversidades, se levantan cada día con la esperanza de construir un futuro mejor para ellos y sus seres queridos. (LCP)

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