LOS MINISTROS NO INFORMAN NI AYUDAN

Han pasado ya varios Ministros desde cuando Noboa asumió la Presidencia; pero los más recientes, a juzgar por los hechos y resultados, no colaboran, ni suman, para mejorar la imagen del gobierno. El que se ha llevado los laureles de la extravagancia es sin duda el ministro de Gobierno Arturo Félix Wong, un burócrata sobrado y con pujos de soberano, altanero con quienes hacen opinión desde los medios de comunicación hablados y digitales. ¡Que fea impresión ha causado este personaje! Lo propio podríamos decir del Secretario Nacional de Gestión de Riesgos, Jorge Carrillo; nervioso él, irascible, no concede entrevistas, y cuando lo hace, se molesta con los interrogatorios de los periodistas ávidos de informar a la colectividad sobre los horarios de los apagones y de las declaraciones de “alerta roja”.

Por su parte, Inés Manzano, la recientemente posesionada Ministra de Ambiente y Presidenta del COE Nacional, entre algunas incoherencias, abiertamente asume ciertas responsabilidades, como si la “mea-culpa” lo redimiera de sus falencias. Y el Ministro de Agricultura y Ganadería, Danilo Palacios, sólo ha atinado a decir que la agro-ganadería está en riesgo, que hasta la fecha más de 13 mil animales han muerto a consecuencia de los incendios forestales y que por esa misma causa, miles de hectáreas de pastizales se han perdido, ocasionando crisis en la cadena alimenticia y con ello, poca oferta de carne. ¡Pero…, sólo informa…, no da soluciones! 

Son los funcionarios de Estado quienes tienen la obligación de prever, vaticinar, prevenir estos infortunios que de alguna manera ya estaban alertados. El estiaje no es nuevo y las fallas funcionales y estructurales de las presas, ya estaban denunciadas. A pesar de ello, el mantenimiento ha sido nulo y las justificaciones a última hora son de que “no se disponía de dinero”. Resulta entonces que por no invertir a tiempo esos recursos, se tiene ahora que gastar más…, mucho más de lo que se esperaba. Y para colmo, la contratación de barcazas resultó cara y demorada. Es probable que, cuando la naturaleza se compadezca, ya no las necesitemos; pero para entonces, ya estarán pagadas.

Es necesario, han dicho los entendidos en la materia, que se requiere por lo menos dos semanas de lluvias intensas y continuas para conseguir el incremento de los niveles a cotas mínimas aceptables, lo cual quiere decir que, si llueve “un poco” en los próximos días, no será garantía de nada. En otras palabras, necesitamos aguaceros, diluvios, truenos y relámpagos (y con ello -obvio- deslaves, asentamientos, desbordes de ríos, afecciones en carreteras, inundaciones, etc.), para tener energía que supla las necesidades sobre todo de los grandes comerciantes y productores que han puesto el grito en el cielo denunciando millonarias pérdidas.     

Mientras tanto, en el país existen varias ciudades sin agua y con cortes eléctricos de más de 12 horas diarias. 2.200 juntas de agua están en crisis. 7 municipios se han declarado en emergencia sanitaria. 20 provincias, entre ellas la nuestra, están en alerta roja. Ya ni siquiera el bombardeo de nubes ha dado resultado. Por ello, los Ministros -en coro- están clamando por ayuda internacional para que nos socorran y nos brinden asistencias humanitarias frente a esta imponderable desgracia…, resultado de imprevisiones acumuladas.(o)

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