El lunes y el martes, nuestra ciudad amaneció y permaneció con bruma y con temperatura ambiental inconstante. Los medios de comunicación dieron cuenta que esa espesa niebla se debía a residuos microscópicos de incendios forestales ocurridos en la provincia del Azuay. En Quilanga (Loja), desde el 23 de agosto, se han consumido más de 7.800 ha. Lo propio, en menor proporción, en las provincias de Chimborazo, Tungurahua, Cotopaxi, Imbabura y Carchi; esto sin contar con los dantescos incendios boscosos en Brasil, un país lejano que lleva hasta el momento 58.000 ha. quemadas, cuyas cenizas, por las corrientes de viento, son arrastradas hasta acá.
La bruma, desde una perspectiva ambiental es altamente contaminante; por ello, en estos días, los ciudadanos precavidos caminan con mascarillas, a la usanza de la época del covid-19. Ese material particulado, insisto, está siendo esparcido por las provincias de la Sierra; nuestra provincia es una de ellas. Por ello, habrá que extremar los cuidados a efectos de que no origine una epidemia de afecciones respiratorias, sobre todo ahora que estamos iniciando un proceso paulatino de reinicio de clases, donde nuestros niños y jóvenes enfrentarán los gélidos fríos de las madrugadas. Los cambios de temperatura (esto lo conocemos todos), vulneran las defensas naturales del organismo y nos vuelven «presa fácil» de alergias…, agresiones que afectan gravemente nuestra salud.
Por lo pronto, el ministerio de salud ha emitido un comunicado público advirtiendo de estos peligros y sugiriendo el uso de mascarillas, la limpieza de ojos y garganta con agua pura, el uso de lentes o gafas, así como el cierre de ventanas y puertas en nuestras viviendas. Ayer martes, cielo amaneció parcialmente despejado, lo cual no debe inducirnos a bajar la guardia, pues la sequía estacional y consecuentemente los incendios forestales, seguirán ocasionando daño ambiental. El alcalde de Cuenca lazó una advertencia indicando que la ciudad puede sufrir racionamientos de agua y de electricidad. ¡Increíble! ¡Cuenca, la ciudad de los cuatro ríos y de miles de lagunas en El Cajas, con peligro de sufrir desabastecimiento de agua!
El presidente Noboa, el viernes último (30-VIII-24), agradeció los servicios a la ministra del ambiente, Niels Olsen, muy conocida por haber dado preocupantes muestras, a través de sus declaraciones, de no estar preparada para esa cartera de estado. La nueva ministra, Inés María Manzano, debe inaugurarse, dando pautas ambientales y gestionando los recursos necesarios para preservar la salud de los ecuatorianos que, de seguro, en las próximas horas empezarán a presentar síntomas de congestiones e infecciones virales, por las variaciones de temperatura en la sierra, desde los 2ºC, hasta los 26ºC.
Pero toda esperanza se desvanece si el país sigue soportando sequías interminables y como consecuencia bajos niveles en las cotas de las presas…; y, claro, nuevos incendios forestales que consumen miles de hectáreas de vegetación seca. Si no ingresamos a una campaña intensa de ahorro de energía y agua, de seguro los apagones, con barcazas y todo, harán presencia en los próximos días, con todas las aciagas secuelas económicas.
¡Y pensar que todo esto bien pudo ser previsto! Todos sabíamos lo que vendría…, pero nadie tomo las previsiones del caso. ¡Eh ahí las consecuencias!
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